jueves, 2 de agosto de 2012

La primera cucharada del capuccino es especial...

...Y a partir de ahora quiero tomármela siempre así.



Cuando la vida o el destino deciden por ti, lo más sensato, lo más cuerdo es hacerle caso aunque pueda parecer que te embarcas en una locura.
Había dos escaleras muy distantes para acceder al barco. Quién invitó a quién? No sabría decirlo, pero aquí estamos, planeando la ruta que vamos a seguir sin echar nunca el ancla.
Y es que cuando uno se ve incapaz de expresar lo que siente y habla a través de las canciones, una de dos, o tiene quince años o se siente como tal con horas de vuelo.

Ávidos por descubrir, y nunca tienen límite.
Aún quieren más,
no se permiten ir a medio gas.

Todo esto es tan grande como sorprendente. Abre bocas y acabará callando rumores. Pero da igual, las sirenas que nos siguen nos cantarán que es nuestro tiempo y que nadie podrá con nosotros. Nos toca y jugamos sin dados.


“No fue suerte ni casualidad que al desafiar mi lógica he dado rienda suelta al alma, finalmente, por amar. Para vivir el amor que ahora siento desecho destinos y reglas y tiempos. Que toda la vida me espere un momento ahora es tiempo de amar. ¿Quién dirá si hago bien o mal? El caso es que no importa ya. Y soy capaz de cualquier cosa por besarte una vez más.
Voy delirando, me voy transformando a cada segundo que paso en tus brazos, no importa los días, no importa hasta cuándo. Ahora es tiempo de amar.
El ayer, lo que fui, lo olvidé junto a ti.
Mírame hoy por fin amando así”.   

Mayte Martín




De abejitas y demás seres alados


Diez minutos de retraso que se convirtieron en un revoloteo de colibríes.
Un botellín azul de agua ahogado por un abrazo.
Jazz en San Francisco.
Deseos que se empezaban a cumplir parando un taxi.
Miradas entremezcladas de temor y confianza.
Una puerta que se cierra y algo imparable que empieza.
Un perfume, mil caricias y tres miradas curiosas.
Reconocer algo ya conocido.
Revivir emociones nuevas.
Hacer aun más especial si cabe lo más ansiado.
Descubrir y enamorarse.
Ser turista en tu propia ciudad.
No socializar con nadie porque no hay nadie más.
Sí, seguro. Eres tú.
Dormir todas las horas no dormidas en la distancia sabiendo que vamos a estar allí.
Naranja, mango y maracuyá. Fresa y coco.
Un vals acuático de color rosa demasiado largo.
Unas escaleras, Rocky, los Dire Straits y Barcelona a nuestros pies.
Separados de cuero intentando volver a la vida bebiendo mojitos. Ruido.
El pez mantequilla.
Una noche más sin tiempo.
Margherita.
Llegar tarde a la cita para gritarlo bien fuerte.
Si dormimos, se para todo?
Lo siento, pero te quiero.
Tu mirada.
Tus manos.
Mis lágrimas.
La irrealidad de un reloj de estación apremiante.
Nos hemos cambiado los corazones. Tenemos que volver a vernos.
Como podía dudarlo? Lo hice?
No.


El primero de toda nuestra vida.