jueves, 2 de agosto de 2012

De abejitas y demás seres alados


Diez minutos de retraso que se convirtieron en un revoloteo de colibríes.
Un botellín azul de agua ahogado por un abrazo.
Jazz en San Francisco.
Deseos que se empezaban a cumplir parando un taxi.
Miradas entremezcladas de temor y confianza.
Una puerta que se cierra y algo imparable que empieza.
Un perfume, mil caricias y tres miradas curiosas.
Reconocer algo ya conocido.
Revivir emociones nuevas.
Hacer aun más especial si cabe lo más ansiado.
Descubrir y enamorarse.
Ser turista en tu propia ciudad.
No socializar con nadie porque no hay nadie más.
Sí, seguro. Eres tú.
Dormir todas las horas no dormidas en la distancia sabiendo que vamos a estar allí.
Naranja, mango y maracuyá. Fresa y coco.
Un vals acuático de color rosa demasiado largo.
Unas escaleras, Rocky, los Dire Straits y Barcelona a nuestros pies.
Separados de cuero intentando volver a la vida bebiendo mojitos. Ruido.
El pez mantequilla.
Una noche más sin tiempo.
Margherita.
Llegar tarde a la cita para gritarlo bien fuerte.
Si dormimos, se para todo?
Lo siento, pero te quiero.
Tu mirada.
Tus manos.
Mis lágrimas.
La irrealidad de un reloj de estación apremiante.
Nos hemos cambiado los corazones. Tenemos que volver a vernos.
Como podía dudarlo? Lo hice?
No.


El primero de toda nuestra vida.


















No hay comentarios:

Publicar un comentario