miércoles, 12 de octubre de 2011

¿Por qué decidí estudiar Filología?

Me quedo sin dedos de las manos si me pongo a contar las veces que me han preguntado:"_ ¿Y tú que has estudiado?", y yo he contestado:"_ Filología...Italiana", y ellos han dicho:"_ ¿Y... Para qué??? ¿Para qué sirve???"
Esta pregunta me solía repatear un poco al principio, al cabo de un tiempo me tomaba mi respuesta como una provocación:"_¡ JA! ¡Ahora me voy a quedar contigo. Toma ya!".
Siempre he sido de letras... O quizás no... Repasando los experimentos sobre mi capacidad para respirar bajo el agua, me he acordado de que no fue esa mi única experiencia científica.
Vivíamos ya en Barcelona cuando una maravillosa fruta se cruzó en mi camino. Era la fruta más impresionante que yo había visto en mi vida de niña. Es importante este detalle ya que para los niños una fruta gusta si se puede hacer algo interesante con sus huesos o pepitas como por ejemplo convertirlos en preciosa munición de cerbatanas marca BIC o en silbatos "sacaquiciosos". Pero no, ese hueso era mucho más. Era grande, y no era duro del todo. ¡Era el hueso de un aguacate! ¡Uf! Apareció de debajo de una pulpa mantecosa que no me interesó para nada. Lo primero que hice en cuanto mi madre me lo dio fue... ¡Exacto! ¡Morderlo! ¡Era diferente! ¡Lo tenía que tirar al suelo para ver como reaccionaba!!!! ¡Eso tenía que rebotar! ¡Por fuerza!!!
Pero no. Hizo un sonoro "cloc" y rodó debajo de la mesa. ¡No podía ser! Tenía que haber algún fallo. Lo recogí y lo tiré de nuevo con más fuerza... Otro cloc... Y nada más. ¡No podía ser! ¡Algo tan fantástico no podía hacer "cloc" y ya está!
El científico que llevo dentro se puso a pensar. Me llevé el hueso al lavabo, llené la pica de agua caliente y metí el hueso en remojo. Si se ablandaba rebotaría... Si lo remojaba con agua y jabón igual se ablandaba esta vez... ¿Y si en vez de agua caliente lo probaba con agua fría? ¿Y si lo dejaba dos días?? ¿Y con... colonia????
No conseguí que mi hueso de aguacate rebotara y sigo sin entender como es posible que no lo hagan ya que considero que tienen todas las cualidades para poder hacerlo.
Fue una decepción. Quizás una más que me llevó a dejar la experimentación científica para dedicarme a las letras puras.
Aunque... sé de alguien que ahora estará pensando que el año pasado tuve durante una semana unas piezas de metacrilato remojadas en Coca-Cola para quitarles la pintura.

2 comentarios:

  1. Pero entonces... ¿Por qué estudiaste filología italiana? ¿Por el aguacate?
    No lo entiendo.

    ResponderEliminar
  2. Porque a lo largo de mi infancia fueron tantos los fracasos científicos que decidí alejarme de la ciencia lo máximo posible. Letras, muy puras y encima en otra lengua. Seguramente producto de mi locura experimental.

    ResponderEliminar